lunes, 5 de diciembre de 2011
Las peras del olmo
El húngaro Puskas era retacón y gordo, como el alemán Seeler. Eran jugadores de físico frágil el holandés Cruyff y el italiano Gianni Rivera. Pelé tenía pie plano, como Néstor Rossi, el sólido centrocampista argentino. El brasileño Rivelino registraba el peor rendimiento en el test de Cooper, pero en la cancha no había quien le diera captura, y su compatriota Sócrates tenía cuerpo de garza, altas piernas flaquísimas y pies pequeños que se cansaban fácil, pero era un maestro del taquito, y se daba el lujo de convertir penales con el talón.
Se equivocan feo quienes creen que las medidas físicas y los índices de velocidad y de fuerza determinan la eficacia de un jugador de fútbol, como se equivocan feo quienes creen que los test de inteligencia tienen algo que ver con el talento o que existe alguna relación entre el tamaño del pene y el placer sexual. Los buenos jugadores de fútbol pueden no ser titanes tallados por Miguel Ángel, ni mucho menos. En el fútbol, la habilidad es más determinante que las condiciones atléticas, y en muchos casos la habilidad consiste en el arte de convertir las limitaciones en virtudes.
El colombiano Carlos Valderrama tiene los pies torcidos, y la chuequera le sirve para esconder mejor la pelota. Lo mismo ocurría con los pies chuecos de Garrincha. ¿Dónde está la pelota? ¿En la oreja? ¿Dentro del zapato? ¿Dónde se ha ido? El uruguayo Cococho Álvarez, que caminaba cojeando, tenía un pie apuntando al otro, y fue uno de los pocos defensas que pudo controlar a Pelé sin golpearlo.
Fueron dos petizos más bien gorditos, Romario y Maradona, las estrellas del Mundial 94.Y tienen esa misma estatura dos atacantes uruguayos que triunfaron en Italia en estos últimos años, Ruben Sosa y Carlos Aguilera. Gracias a su minúsculo tamaño, el brasileño Leônidas, el inglés Kevin Keegan, el irlandés George Best y el danés Allan Simonsen, llamado la Pulga, conseguían escurrirse a través de las defensas impenetrables y se zafaban fácilmente de los zagueros grandotes, que les daban con todo pero no conseguían pararlos. También había sido chiquito pero blindado Félix Loustau, el puntero izquierdo de la Máquina de River Plate, y lo llamaban el Ventilador porque era el que daba aire al resto del cuadro, haciéndose perseguir por los rivales. Los hombres de Liliput pueden cambiar de ritmo, y acelerar bruscamente, sin que se les derrumbe el alto edificio del cuerpo.
E. Galeano
El fútbol a sol y sombra
sábado, 26 de noviembre de 2011
Alvy Singer en La Trastienda
Estuve presente... impresionante,... mucha fuerza la musica de esta banda...
domingo, 20 de noviembre de 2011
El Parto por Eduardo Galeano
El recién nacido fue llamado Diego Armando Maradona.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
viernes, 11 de noviembre de 2011
Esa Pelota
jueves, 10 de noviembre de 2011
I love Yanquis (Desde Uruguay)
14 de Octubre de 2011.
Sebastian Da Silva.
jueves, 3 de noviembre de 2011
KE11Y SLATER
Nada mas para decir... solo con ver el video alcanza...
martes, 1 de noviembre de 2011
La importancia de no nacer importante
Eduardo Galeano "Las Venas Abiertas de America Latina"
lunes, 17 de octubre de 2011
Hindu Runner
Singh fue el último en cruzar la meta en la carrera de Toronto, Canadá. Le tomó ocho horas transitar a paso firme y sostenido el trayecto que el keniata Kenneth Mungar, ganador por cuarta vez consecutiva, desandó en menos de dos horas.
El hindú llegó a la línea final cuando los organizadores del evento desmantelaban las instalaciones. No obstante sus familiares, amigos y simpatizantes estaban allí esperándolo y alentándolo.
La de ayer fue la octava maratón en la vida de Singh, que comenzó su carrera tarde, a los 89 años.
Pese a su proeza, el hombre no se da por satisfecho: su próximo objetivo es portar en un tramo del recorrido la antorcha de los Juegos Olímpicos de Londres en el 2012, tal como lo hizo en Atenas en 2004.
Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/hindu-Guiness-completar-maraton-Canada_0_574142755.html
jueves, 13 de octubre de 2011
The Killers
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
I got soul, but I'm not a soldier
Yeah, you know you got to help me out
Yeah, oh don't you put me on the back burner
You know you got to help me out, yeah.
You're gonna bring yourself down, yeah.
You're gonna bring yourself down
Yeah, oh don't you put me on the back burner
You're gonna bring yourself down
Yeah, you're gonna bring yourself down
Over and out, last call for sin
While everyone's lost, the battle is won
With all these things that I've done
All these things that I've done
If you can hold on
If you can hold on
Pumas
sábado, 8 de octubre de 2011
La Vida es Leer
El presente es un escrito realizado por vicky el dia lunes 2 de Octubre. Es publicado tal cual lo escribio ella. Sin editarlo. Ojala mi nena conserve esas ganar de escribir y ese angel, y asi poder colaborar con este espacio.
domingo, 25 de septiembre de 2011
martes, 20 de septiembre de 2011
Solicitud Via Mail
"Amigos, Como sabe la mayoría mi mamá está internada hace 15 días por una leucemia mieloide aguda. El tratamiento es largo y requiere muchas transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas. Ahora lo que más le están pasando son plaquetas, que las tiene muy bajitas y las necesita para coagular. En la sala de transfusión me explicaron que ahora lo que necesitan son DONANTES DE PLAQUETAS DE CUALQUIER GRUPO Y FACTOR. Esto es que al donante sólo le sacan las plaquetas, no el resto de la sangre. Esto es así porque el concentrado de plaquetas de una sola persona es mejor y mucho más efectivo. Al ponerle concentrados armados a partir de diferentes personas, se corre el riesgo de que tarden mucho más en salir sus propias plaquetas. Y es de suma necesidad que salgan lo antes posible. En este momento le están pasando dos bolsas de plaquetas por día.....
Los requisitos para donar plaquetas son los mismos que para donar sangre. Con la excepción de que no hay problema si uno donó sangre recientemente, las plaquetas se pueden donar igual, inclusive cada 3 días. El procedimiento es indoloro, pero es necesario tener venas buenas y visibles. Se realiza con una máquina que tiene todos los materiales absolutamente descartables, por un brazo sale la sangre, se centrifuga en la máquina para separar las plaquetas y se devuelve por el otro brazo el resto de la sangre. Dura aprox. una hora. Tienen que venir primero a hacer una prueba, de lunes a viernes de 8 a 12hs sólo se toma rápidamente una jeringa de sangre para hacer la evaluación. Luego se los llama para coordinar el horario que les sea más conveniente para venir a hacer la donación.
Si está en sus posibilidades o en la de alguno de sus conocidos se los voy a agradecer con el alma.
También me dijeron que les avise que si se tuvo hepatitis a los 10 anios (no tengo la enie en este teclado) o antes se puede donar sin problemas, y que las personas alérgicas también pueden donar (salvo que ese día estén con síntomas). Si tienen alguna pregunta no duden en llamarme, les dejo acá mi celular 15 6489 4980.
El lugar es el CEMIC de Saavedra, en la calle Galván 4100. Está ahí nomás de la Gral. Paz, enfrente de tecnópolis y llegan muchísimos colectivos.
Muchas gracias a todos
Lau"
viernes, 16 de septiembre de 2011
Alvy Singer Big Band
sábado, 13 de agosto de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
jueves, 11 de agosto de 2011
Reerun 2011
Era también para mí la carrera del reencuentro con la actividad. Desde la maratón de Rosario, no estuve enchufado para nada. He realizado algunas sesiones de entrenamiento pero han sido de las pocas y sin demasiado entusiasmo. Además con la llegada del invierno, si tenía algo de ganas de entrenar, me las sepulto el frio.
Hablando con alguien la vez pasada, le comentaba que la media maratón de Rosario, me dejo vacio. En todo concepto. Allí quedo todo. Sudor, ganas, entusiasmo, cansancio, la mente, etc. Había dado lo mejor de mi y me paso factura no solo con el correr de los días, sino de las semanas y los meses. No tuve ganas ni de agarrar un libro de Dean Karnazes, en el que cuenta sus experiencias en ultramaratones, ni de Aruki Murakami, que también hace lo propio. Este último autor, de origen japonés, cuenta que comenzó a correr por el hecho de que su actividad (escritor de novelas) es por naturaleza sedentaria. Por ende se calzo un par de zapatillas y comenzó a recorrer kilómetros. Relata en una parte de su libro, “de que hablo cuando hablo de correr”, que llego una etapa a la que el definió la tristeza del corredor, en la cual ya no encontraba satisfacción en sus trotes. No encontraba motivación para salir a moverse un rato. Bueno no quiero compararme con un tipo que corre largas distancias, pero me siento identificado. Después de la media maratón algo paso, nada fue igual. Algo hizo un click interior que me desmotivo. Quizás fue una etapa cerrada, lo desconozco pero así fue. Pasaron varias carreras. Deje de abrir los mails del club de corredores, y perdí interés por la actividad física. El espejo comenzó a devolverme una imagen más gruesa. Más panzón y con la cara más redonda me veía. No hacía falta que nadie me dijera nada. Además de perderme entre galletitas dulces, chocolates y alfajores.
Volviendo a ese domingo, me levante, fui al baño, me prepare el desayuno y me senté en mi sillón delante de la tele a tomarlo. Pasaban los minutos y nada me movía de allí. Mire el reloj, eran 7.30 y seguía en pijama y pantuflas. Pensé seriamente en no ir. Que iba a hacer a una carrera para la cual no había entrenado ni una vuelta a la plaza. Debía viajar desde mi casa a Palermo (alrededor de 25kms) cuando tenía cerca de 5 metros mi cama, que estaba calentita y lucia confortable. Me pare y fui hacia donde estaba el kit de la carrera, leí los folletos y especialmente busque el lugar donde tenía que ir a devolver el chip en caso de no participar. Allí pensé “no puedo ser tan boludo… te anotaste, pagaste, y no vas a ir…” no dude ni un segundo, me puse la ropa y emprendí camino a lo que sería una muy linda carrera.
Llegue muy sobre la hora. Tenía 20 minutos, para llegar a la Largada estaba cerca de cuatro cuadras, ya mucho más cerca que a las 7.30 cuando dudaba de ir, y además debía precalentar. Aproveche esas cuadras para hacerlas corriendo, y esos pocos minutos que me sobraban para calentar motores.
Comenzó la carrera y me costo encontrar el ritmo. La gente me pasaba y siempre uno quiere seguir el paso de los otros, pero hay que ser muy cauto y encontrar el ritmo propio para poder aguantar.
Iba tomando mi tiempo km a km veía que estaba entre los 6 y 6,50 min el km. Era un desafío aguantar ese tranco. La primera sorpresa llegó en el km 5 cuando lo sobrepase a los 32 minutos. Hacía mucho que no entrenaba y venía haciendo un muy buen tiempo para lo que eran mis expectativas. El día anterior le había dicho a Euge que la pretendía terminar en la hora 8 minutos de carera. Pero allí comenzó el dolor de rodilla izquierda. No podía estar ausente y allí se manifestó. Para el km 7 ya había sobrecargado para no exigir la pierna izquierda, la derecha y con ello aparecieron allí los dolores. La cuestión es que los pude sobrellevar, y me sobrepuse frente a esos obstáculos. Para esta clase de eventos, hay que estar fuerte físicamente y mentalmente. Yo ese domingo puse mis expectativas en la mente. Ella fue la que me ayudo a llegar. Y la que me ayudo a arrancar a las 7.30 de la mañana cuando las dudas me cercaron. Fue 1h 5min 43seg de sensaciones encontradas, o mejor dicho reencontradas. La llama no estaba apagada y de a poco comenzare a retomar mi entrenamiento.
El Murakami Argentino
No soy un buen corredor. No me gustan los trabajos técnicos para aprender a correr. Los practico y no me salen bien. Me aburren los ejercicios de elongación. Trato de evitarlos. Tengo un pie torcido y piso mal. Desde hace tiempo, tengo pendientes estudios biomecánicos. La única vez que visité a la nutricionista, no atendí sus recomendaciones. Tampoco soy un tipo orgánico en los entrenamientos. Respeto la pauta que se ordena en los grupos de corredores de Luis Migueles, pero en los trabajos individuales mi protocolo es la improvisación. Salgo a correr 10 km y tiro 17. Altero el orden de la rutina en el gimnasio. Voy a nadar y después hago velocidad. Debería ser al revés.
Sumergido en esa amplitud o arbitrariedad de procedimientos, valoro el hecho de correr como un acto de libertad. Y lo hago con responsabilidad y disciplina. Preparo las carreras con cuatro o cinco meses de anticipación, me propongo objetivos en principio fuera de mi alcance, pero necesito tener algo en mente que parezca imposible. Tener una motivación. Armar un escenario. Y, lo más importante, o lo que considero más importante, es que quiero ser un corredor. De calle o de montaña. Me da lo mismo. Tengo esa voluntad. Ese deseo. Bien o mal, trabajo para eso.
Admiro y respeto a la gente que corre. Les admiro los madrugones, el cuidado en las comidas, el cumplimiento de los detalles previos a las carreras; la tensión, los antecedentes, las epopeyas, las decepciones, las recuperaciones, los viajes, todas las conversaciones que envuelven a personas que acaban de conocerse pero tienen un sueño en común. Correr. Sueñan que corren hasta cuando duermen. Sueñan con carreras en montañas, en playas, en desiertos, en cualquier calle. Y se imaginan corriendo. Y, después, cuando tienen que poner el cuerpo en la carrera, tiran para adelante; ya sea contra el viento, bancando la lluvia, la nieve o el calor. No interesa el obstáculo. Al contrario: les sirve para ponerse a prueba. Aprietan los puños y piensan en que tienen que seguir. Después irán viendo cómo. Pero siempre para adelante. Son corredores. Gente que se toma en serio lo que corre. La vida les está ofreciendo una oportunidad, la primera o la segunda. No sobran muchas más. Por lo general, ya no tienen 20 años, cuando hacían lo que querían. Ahora hacen lo que pueden. Pero supongo que pueden más que antes.
Ahí está la corredora norteamericana Diane Van Deren haciendo trámites en el mostrador del aeropuerto de Salta. Vino a correr el primer ultramaratón de montaña en la Argentina. Hace un tiempo, le extrajeron parte del cerebro para superar sus ataques de epilepsia; tenía hasta cinco episodios por semana. Le quedaron secuelas. Perdió vuelos, olvidó gente y a menudo se pierde mientras corre y no sabe para dónde va. Y sigue corriendo hasta encontrar un punto de referencia. Van Deren tiene 52 años. Corrió una carrera en el Artico de casi 700 kilómetros, a 40° bajo cero. Ahí está ahora, al lado, Tracy Garneau, 42 años, canadiense, otra máquina del ultramaratonismo. La ves y parece frágil: es delgada y pequeña como cualquier chica. Casi no tiene músculos. Pero tirala a una ruta, a una montaña: es la imagen de la resistencia, de la fortaleza humana. Garneau entrena cinco horas y después desayuna. Corrió en el Amazonas durante seis días y clavó 19 horas en carreras de 160 kilómetros. No me quiero perder una foto con ellas.
Hay distintas maneras de correr. Depende de la distancia. En una 10K o un medio maratón, se corre más concentrado. Se larga con la voracidad de una fiera a la que le abren la jaula con un objetivo muy definido: meter una marca que te enorgullezca. Son carreras un poco tensas. La 42K, en cambio, es un viaje más largo. Se permiten algunas licencias, descansar más la cabeza en algunos recuerdos. Se corre con un poco más de poesía, es algo más artístico, diría, al menos hasta el kilómetro 30. Después, hay que aguantar lo que viene.
La North Face de Salta era mi primera experiencia en carreras de montaña; pese a ello, no tomé las precauciones necesarias. Ni siquiera revisé el reglamento. Pensé que podía ser como una 42K de calle -ya había corrido cuatro- pero un poco más rigurosa. Y que, en vez de cuatro horas, me tomaría siete. La noche anterior me mostraron un mapa y entendí que iba a ser una carrera más larga.
Partimos desde un regimiento militar a las 8.30 de la mañana. Me propuse correr los primeros kilómetros como si no fuera yo. Como si no estuviera. Mi objetivo fue descansar mientras corría y preservarme para el momento clave. Si en un maratón de calle la historia se escribe a partir del kilómetro 30, en esta carrera calculaba que el desafío empezaría en el kilómetro 36, cuando bajáramos de la montaña y quedara un resto no despreciable hasta completar 50 km. Esa era la carrera que tenía correr.
Hasta el kilómetro 19, cuando comenzaba el ascenso a la montaña, no recuerdo nada significativo. No quiero exagerar: sólo poner en evidencia que yo no estaba. Los completé en dos horas y media. Recorrimos un camino vecinal, de tierra; después, campo traviesa, subidas más o menos leves, pastizales, había que estar atento a los pozos, pero no mucho más que eso. Escuché conversaciones (chicas que se alentaban: "No aflojemos, ¿sabés lo sólidas que vamos a estar de glúteos después de esto?" ), era un día espléndido, abierto, seco. Después, hicimos ruta, siempre tirando para arriba, en forma moderada, pero para arriba, hasta la quebrada de San Lorenzo, el kilómetro 19, donde se iniciaba la montaña. Una sopa de arroz bebida al paso, recarga de energías, cereales, frutas, agua, todo a la mochila. Después, un bosque espeso que te tapa el cielo, la compañía del ruido de un arroyo sereno, y correr lo poco que se podía, alternando la cuesta con caminatas pesadas, los cuádriceps y gemelos cada vez más calientes, y una nota pintoresca: algún baqueano a caballo o una moto enduro que descendía por el sendero apretado. Un trabajo exigente pero agradable. ¿Un grado 15 de subida en cinta de gimnasio? Algo así.
Me tomó casi dos horas más ascender los 9 kilómetros hasta montar el lomo del cerro. Allí estaba la gloria del paisaje, a 2.600 metros de altura, con el cielo celeste y abierto, el sendero fino, el precipicio, un equipo con camilla para rescatarte si derrapabas. Pero se podía correr. Hacía bastante calor, es cierto: 27/28 grados. Sentía bastante la transpiración. Una chica que me vio mal de aspecto me ofreció una aceituna. Y luego nueces. Y los dos chicos que la acompañaban me ofrecieron un antiinflamatorio en aerosol para las piernas, por si lo necesitaba. No estaba bien pertrechado. Solidaridad de montaña.
Inicié el descenso a las 3 de la tarde. Llevaba 6 horas y media de carrera y me internaba otra vez en el bosque. De repente, sin darme cuenta, me encontré solo. Fue un recorrido largo, por un sendero estrecho, con la tierra húmeda y resbaladiza. Hasta que tropecé con un muchacho de la organización, con un radio transmisor y un caballo, dedicado a supervisar el paso de los competidores. Yo era el número 250 sobre los 300 que habían largado los 50 km. Me comentó que hacía un minuto habían pasado dos muchachos y una chica. Supuse que de un momento a otro los alcanzaría. Incluso, de a ratos escuchaba sus voces que llegaban desde abajo, e imaginaba verlos después de la próxima curva o cuando el bosque se abriera un poco. Pero pasaban los minutos y las voces desaparecían. En el silencio de la montaña sólo escuchaba mi respiración.
Me entretuve con mis tobillos. Veía cómo se movían, cambiaban de posición de una pisada a la otra, con una rapidez por momentos inmanejable, que casi me impedía mantenerme en pie; me sentía feliz en el vértigo del descenso, aunque sabía que estaba en estado de riesgo, de incertidumbre, y que un resbalón me podía hacer rodar hacia abajo. Todo lo que no sabía de la montaña, me lo enteraba en ese momento. Pero no era una alegría completa. Ya cargaba una herida. Había chocado las dos uñas de los dedos gordos de los pies con piedras -choque frontal- y, cuando la inclinación las apretaba en la punta de la zapatilla, me provocaban una molestia constante.
Lo notable es que al focalizar el problema en los pies, no prestaba atención al desgaste muscular. Además, la montaña obliga a bajar como sea, no admite detenciones, y a diferencia de la calle, el dolor no se transforma en temor. Al contrario: te obliga a no distraerte y a pensar en cómo afrontar los peligros de un descenso bastante técnico, dada mi inexperiencia. Era mi primera vez. Aun con los riesgos, que no desdeñaba, estaba viviendo un gran momento. Lamentaba únicamente que en el descenso me había quedado solo.
Del calor que disfrutaba en el lomo del cerro, la temperatura se redujo al menos 10° en el interior de la foresta. Corría con campera. Cada tanto, volvía el eco lejano, un murmullito apenas audible del grupo en que estaba la chica que me había convidado la aceituna. Me preguntaba dónde estaría la bioquímica con la que había largado la carrera y que perdí mientras tomaba la sopa de arroz; la chica de Devoto, compañera del ascenso, que se había entrenado por las subidas y bajadas de la colectora de Autopista del Oeste; la que me recomendó que pisara con toda la planta del pie en la trepada, porque si no, iba a "cortar" gemelos; el flaco, salteño, que me relataba desde un metro abajo cómo el ejército realista había avanzado sobre la misma quebrada que nosotros para matar a Martín Güemes, y la historia del indio que les hizo de guía para sorprenderlo en la casa de su hermana, al lado de la catedral de la ciudad de Salta, en 1821.
¿Dónde estaban? Al cabo de dos horas de trajinar en la soledad del bosque, la montaña se hizo más abierta, con descensos más pronunciados. Hubo un acontecimiento: vi a dos personas en forma simultánea. Un lugareño, fuera de la carrera, sentado, mirando el valle. Y más lejos, a 200 metros, un corredor que bajaba por la ladera ayudado de un palo. Me propuse darle alcance, pero las uñas me obligaban a colocar los pies de costado para los descensos más abruptos. Di con el competidor en una zona de chacras, casi llegando al llano, mientras nos cruzábamos con toros, cabras y cerdos. Apenas le dije "hola" y continué corriendo. No sé si por cansancio o porque se estaba haciendo bastante tarde, pero había perdido interés en hacer cualquier tipo de comentario.
Llegué al puesto del kilómetro 36 a las 17.30. En resumen: había tardado cinco horas en subir y bajar los 2.600 metros de la quebrada de San Lorenzo. Volví a tomar la sopa de arroz, a recargar calorías. Era el momento en que supuestamente iba a poner a prueba mi voluntad y mi temple para librar el combate verdadero. O por lo menos eso me había prometido hacía 9 horas. Acá empezaba el desafío.
Pero a poco de retomar el trote en un camino abierto, largo y pedregoso, sentí que estaba fuera de carrera. Me decepcionaba ver grupos de chicos en bicicleta, un partido de rugby en un club, el polvo detrás de las ruedas de una camioneta. No encontraba indicios de la competencia en ningún lugar donde mirara. O me había equivocado de recorrido o correr era una ficción en la que el único que creía era yo. Pregunté a algunas personas si habían visto gente correr y las respuestas eran imprecisas o negativas. Naufragué por lo menos media hora en la perplejidad hasta que un policía me interiorizó del asunto: la carrera existía, aunque él hacía rato que no veía pasar a nadie.
Seguí corriendo aunque moralmente estaba fuera de competencia. Me acordé del kilómetro 38 en Nueva York, entrando en el Central Park, con miles de personas aclamando desde las vallas a los corredores. Justo hacía seis meses. Ahora, estaba trotando en cámara lenta en el polvo de un camino de tierra, y pronto me internaría en el curso de un arroyo seco, saltando con lupa piedra tras piedra, para que las uñas no me castigaran.
No estaba de ánimo. Algo no estaba funcionando. Se lo comenté a un muchacho de 30 años, al que jamás había visto antes y tenía un ritmo y una condición atlética razonablemente superior a la mía. Para asociarlo en mi mal humor, le dije que estábamos haciendo un tiempo de mierda. "Debemos ser los últimos...", agregué con una mala onda a prueba de balas.
Como muchos de los corredores de mi magro nivel, en algún momento de las carreras me interno en situaciones de angustia o tristeza, ya sea por el esfuerzo, las lesiones o marcas debajo de las expectativas, como usualmente es mi caso. El muchacho, en cambio, fue optimista. "No, atrás hay una banda todavía..."
Enseguida lo supe: él estaba corriendo el 80K, y aunque había iniciado la carrera dos horas antes, llevaba cosechados 30 kilómetros más que yo.
Volvimos a avanzar hacia arriba, sobre una lomada, otra vez el ascenso moderado sobre los pastizales, la atención a los pozos y a los tobillos. Hasta que él dijo: "Acá ya no se puede correr más". Y me pareció un buen consejo. Tenía todo para ganar si le seguía el ritmo y traté de que no se me escapara más allá de 30 metros. Cumplí el plan hasta el puesto del kilómetro 45. Llegué con bastante frío y estaba transpirado. Tomé al paso un mate cocido, comí una banana y cargué barras de cereales, pero la mínima demora me hizo perder la guía del maestro. Retomé el tranco de forma respetable, pero jamás volví a encontrarlo.
Cada tanto, aparecían uno o dos competidores de 80K: algunos corrían y otros no, pero todos estaban aparentemente enteros y tenían un paso devastador que yo no podía sostener. Desaparecían para siempre después de cada curva.
Ya tenía la noche encima y las manos hinchadas por el frío. Me empezó a preocupar que no viera el recorrido: no podía seguir con facilidad las pequeñas cintas blancas colocadas cada 30 o 40 metros, que lo iban delineando. La marcha a ciegas me quitaba seguridad en el paso. Había muchos desniveles, cambios abruptos en la traza. Sabía que era una noche fantástica, estrellada, pero no estaba en condiciones de apreciarla. Me puse como objetivo no desprenderme de los competidores que pasaran con linternas enganchadas en la cabeza para que me ayudaran a ver el camino. Creo que fueron tres o cuatro. Pero se me fueron a los 200 o 300 metros.
Estaba perdiendo fuerzas y, por sobre todo, la oscuridad me impedía pensar bien. Esta parte de la batalla, que yo asumía vital para la carrera, se la estaba llevando el miedo. Y aunque me daba cierta esperanza el resplandor de las luces del alumbrado público allá a lo lejos, no se me ocurría pensar cómo iba a zafar esta vez. No sabía dónde estaba ni qué hora era. Si dejaba de ver las cintitas blancas, estaría definitivamente perdido.
La curiosidad terminó por salvarme. Tomé el celular de la mochila. Eran las siete y media. Lo vi en la luminosidad de la pantalla. El resto de la carrera fui guiado por esa tenue luz, con el aparato en la mano. Me daba confianza para abrirme el camino. La diferencia era abismal. Sentía que estaba descubriendo el mundo a cada paso. Y después empecé a ver más nítidas las luces de la ciudad. Y a escuchar la música que subía desde abajo. Recuerdo una canción de Juan Luis Guerra que siempre me había atormentado y que ahora resultaba una bendición. Sentía que ya estaba. ¿Qué faltaría? ¿Un kilómetro? Pensé en la alegría que me produciría llegar a la meta. Aún con la fatiga en las piernas, con la noche y la incertidumbre que me habían aplastado, con las once horas y media de carrera que cargaba encima, había logrado superar el desafío. Ya estaba moralmente dentro de la carrera. Y me estaba convirtiendo en un ultramaratonista. Algunas semanas antes, todo esto me parecía una locura. El escenario que había creado ya estaba enfrente de mí. Sonreí para adentro. Eran las 8 de la noche, cinco minutos después, estaba en un taxi, con una medallita colgada, pensando en una ducha y en dónde podría correr la próxima vez.
martes, 2 de agosto de 2011
Entidad Privada
Horas y horas de tv se han transmitido acerca del tema y se seguirán transmitiendo. Paginas de diarios y revistas escritas para explicar, empujar o voltear un proyecto de campeonato que organiza la Asociacion del Futbol Argentino. Recordemos que ella es, según wikipedia, la institución responsable de organizar y regular los campeonatos oficiales de fútbol de la Argentina. Nada mas. No tiene otra injerencia que eso. No decide futuros economicos, ni realiza politicas de estado que sean relevantes para la vida diaria economica- social- politica de un Estado.
Por estos días la vida del país parece pasar por la organización de un campeonato largo, o un campeonato corto, con o sin “B”.
En este año de elecciones, Argentina se debate entre distintos proyectos de país a votar en octubre. Que se quiere ocultar con toda esta movida del futbol, que no deja de ser un negocio de una asociación privada que vela por sus propios intereses financieros. Como decimos por estas pampas que el árbol no nos tape el bosque.
sábado, 23 de julio de 2011
Eddie Vedder: Ukulele
I wanna shake
I wanna wind out
I wanna leave
This mind and shout
I´ve lived
All this life
Like an ocean
In disguise
I don´t live for
Ever
You can´t keep
Me here
I wanna race
With the sundown
I want a last breath
Forgive
Every being
The bad feelings
It´s just me
I won´t wait
For answers
You can´t keep
Me here
I wanna rise
And say goodnight
Wanna take
A look on the other side
I´ve lived
All those lives
It´s been wonder
Full at night
I will live for
Ever
You can´t keep
Me here
miércoles, 20 de julio de 2011
Dia del Amigo
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.
Eduardo Galeano
El libro de los abrazos
Fragmentos
domingo, 17 de julio de 2011
Una mas, y van....
Argentina sin embargo se esperanzo en algúna maravilla de Messi y se quedo ahí. Por lo que vi, el pibe hizo lo posible pero con eso no alcanzo. Ya eliminado, la copa deja un saldo negativo en lo futuro. Para eliminatorias, no se le pudo ganar a ningún rival de los que van a tocar y sin embargo si se lo paso por arriba a un Costa Rica sub 22 que juega otras eliminatorias por otra federación.
Lo que mas lamento no es la eliminación de Argentina, sino que parecía que Messi estaba despegando en su juego… la verdad me quede con gusto a poco. Me hubiera gustado ver mas partidos del 10 de Barcelona a lo habilidoso. En los primero dos partidos fue absorbido por un sistema que se comprobó no era el mejor. Ya en el tercero comenzó a mostrar de lo suyo y ayer se acabo el camino.
Habra que seguir esperando y aunque parezca mentira seguiremos hinchando por Uruguay.
sábado, 9 de julio de 2011
Independencia
En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de julio de 1816: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya pueblos representados y posteridad. A su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias de la Unión fuese una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fixando en su virtud la declaración siguiente:
"Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli, y toda otra dominación extranjera. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración." Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios"
Perdon, Messi ...
Ni te aplauden por seguir jugando "tocado" ...
Hablamos todos del EQUIPO y despues te crucifican ?
(como dijeron en "Wayne´s World" a Alice Cooper) "No te merecemos."
Usted juegue tranquilo que ya lo gano todo.
Te escribo desde Cordobandalux ; territorio de califatos, tres culturas.
A ver cuando nos vemos, querido Lio.
Todos queremos verlos jugar lindo y meter goles,
supongo que usted el primero.
Plantese y explique como quiere jugar y donde
Arme el equipo segun su inteligencia total y su sabiduria inexplicable.
El futbol es asi.
Vamos Leo !!
siga escribiendo sinfonias, maestro
Por Andres Calamaro
Extraido de http://www.calamaro.com/ac/ac.asp
miércoles, 6 de julio de 2011
viernes, 1 de julio de 2011
Copa America Argentina 2011
Frente al poco interes que se vive en el pais por la copa America, hoy debuta Argentina buscando reanimar la mistica perdida. A medida que vaya avanzando el equipo, la gente (me incluyo) ira ganando entusiasmo y sino sera una copa mas perdida... y van...
martes, 28 de junio de 2011
Relato de la debacle
Costa Febre, relator de Radio Mitre de las campañas de River no lo pudo describir mejor.
jueves, 23 de junio de 2011
Se termino
Finalmente llego el dia y uno de los grandes del futbol argentino colgo los botines.
No fue el mas habilidoso, ni el mas tecnico, pero con el arco entre ceja y ceja y una fortaleza mental envidiable, demostro no rendirse frente a adverdsidades y hacer cosas unicas.
miércoles, 22 de junio de 2011
Tristeza Monumental
Creo que el estudio es lo que me ha vuelto esceptico. Con ello uno va cambiando el angulo de pensamiento sobre las cosas que ocurren, y mas dentro del futbol donde se mueve tanto dinero y hay intereses creados.
Quien iba a pensar que River iba a caer en este momento tan delicado. Es delicado porque es un club grande que no esta acostumbrado a pasar por estos momentos. Es el fruto de malas administraciones pasadas, y de la inaccion, subestimacion y desidia de la administracion actual.
Ya dias anteriores, cuando el presidente de AFA dijo que River no iba a jugar promocion, lo escuche desconfiado. Era pensar este tipo esta tirando aliento o le dio el beso en la frente como despidiendolo.
Y ademas, sobre llovido mojado, en medio del match unos delincuentes se metieron en el campo a agredir a los jugadores. Eso es el futbol argentino. Vandalos en las tribunas, funcionales a partidos politicos. Sino no se explica como andan sueltos.
Del partido de hoy contra Belgrano, los que mostraron un poco de amor propio fueron Ferrari y Lamela, a los que el partido no les quedo chico y supieron llevar el equipo hacia adelante.
Hoy escuchaba que en caso de que River descienda de categoria pasa a cobrar de los 7 millones de dolares actuales a 750 mil dolares, el diez por ciento. Algo que obliga a pensar como va a hacer semejante club para afrontar sus deudas con las ya flacas arcas que posee.
Estimo que River si desciende va a llenar las tribunas y la gente lo va a alentar mas que nunca. Alli se vera quienes sienten su lugar en el club y quienes huyen como ratas por tirante.
La B nacional recibira con los brazos abiertos al club de Nuñez y este debera transitar por esos caminos por los que alguna vez transitaron Milan, Juventus, Flamengo... por nombrar equipos grandes mundiales que cayeron en esa desgracia.
miércoles, 15 de junio de 2011
Muerte Runner
Se extinguió de pronto la vida de un hombre. Se teminó de golpe, fuerte, inesperada, inmediata, fulminante, sin perdonar a nada ni nadie, como siempre, mientras él corría como vos y nosotros, tratando justamente de vivir. Lo dejó sin respiración, sin aire, sin piernas, y se lo llevó con ella, diciéndole hasta acá llegó el camino, corredor, esta es la impensada meta.
Nos dejó boquiabiertos, dolidos, asombrados, mudos, sinrazón, y sin nadie a quien reclamarle, porque las vidas, esperada o inesperadamente, siempre se acaban. Dejó vacía a una familia, un grupo de amigos, tal vez hijos, y mucho amor desconsolado, mucha ausencia, y un dolor irrefrenable, porque la muerte mata mucho más que al que murió, y despierta muchos sentimientos.
Hoy amanecimos de nuevo y él no, y queremos reclamar lo irreclamable, poner el grito en el cielo, insultar, protestar, como una expulsión en el futbol, como una tarjeta roja que sabés que ya no te pueden quitar, pero uno solo quiere llorar y pedir que no haya pasado, pero pasó, y fue mucho más que una tarjeta roja.
Y es lunes, y es martes, miércoles, y se habla de la muerte de una persona, un corredor, y esa muerte nos hace vibrar a todos, detenernos, pensar, reflexionar. Y en eso andamos, claro, sobre las razones de esta muerte, los errores, las falencias, sobre lo que se hizo y lo que no, y lo que quizá se pudo haber hecho, y tengo ganas también de poner mi grito en el cielo, para que suba y baje, y todos lo escuchen, hasta el dios de los corredores, y que me respondan. Pero el grito sube, y baja, y el silencio se vuelve a apoderar, largo y, como es su costumbre, dolorosamente silencioso. Y seguirá la vida y la muerte, y amanecerá otro día, pero él no habrá vuelto, porque de ese momento no se vuelve, y yo volveré a reflexionar.
Todas las vidas empiezan y terminan, también la nuestra, y tantas veces transcurrimos ocupados, dándola por sentada. Hago otra pausa y miro para adentro, donde está supuestamente mi alma y el corazón de mi hija, mi familia, mis amigos, mis amores, mis mejores momentos, mi infancia, mis recuerdos, y también mi presente y mi futuro. Y pienso en todos ellos, y otra vez me cae una lágrima, pero dejo que caiga, quiero que caiga, porque mi lágrima es esta vez de emoción por esta muerte, y me hace de pronto valorar fuerte mi vida. Y agarro una hoja imaginaria y escribo, como recordándomelo, que no me puede pasar en vano. Escribo, sé feliz, siempre, y hacé felices a otros. Amá, no odies nunca, ni al que merezca tu odio, buscá cada día ser mejor, con los tuyos y con los demás. La vida está llena de belleza y está en nosotros no perdernos en el camino con emociones absurdas. Aprendé a dar, y vas a descubrir que el amor y las sonrisas que van, a la larga vuelven. Buscá hacer siempre lo que más te gusta y mejor te hace. Corré, si es lo que te llena el alma y te regala buenos momentos, y aprendé a compartirlo con otros. Amá más, corré más, sonreí más, viví mejor, tené una vida plena y hermosa, como corredor, y mucho más allá del running.
Eze Olzanski
Director Revista Runnin
info@runnin.com.ar
Publicado en http://www.facebook.com/home.php?ref=hpskip#!/note.php?note_id=198993153466269&comments
El pais de las maravillas
Por cristinaperez Publicado junio 7, 2011
“Me llamo Cristina… como una mujer a la que admiro profundamente…. mi madre…
Naci en el 73… el año en que volvió Perón a la Argentina… el año en que se desató la gran crisis petrolera y el año en que se estrenó “Ultimo Tango en Paris”…
Tenía 3 años cuando se produjo el golpe de estado… mi único recuerdo personal de la dictadura viene de una noche en que jugabamos en la vereda, en Tucumán, y aparecieron patrulleros y se escucharon tiros y mi abuela me tomó del brazo y me arrastró por el zaguán. El miedo es mi recuerdo.
Canté la Marcha de las Malvinas en el Colegio como si fuera un himno nuevo y vi a mi papá llorar de esperanza con Alfonsin a quien encontraba parecido a mi abuelo…
Creo que supe que era periodista mucho antes de saberlo. En una radio y a las 6 y media de la mañana fue mi primer trabajo como comunicadora cuando tenia sólo14 años. Pasaron 23 años de eso y acá estoy de nuevo… enamorada como siempre de este oficio: como diría Garcia Marquez, la bendita manía de contar.
Vivo el periodismo como un acto de esperanza… estoy convencida de que sólo podemos transformar la realidad, cuando sabemos lo que pasa y cuando pensamos juntos en lo que “nos” pasa…
Creo que el rol del periodismo es ofrecer herramientas a los ciudadanos para que puedan tomar mejor sus decisiones… hacer la maldita pregunta y la bendita crítica, abrir debates y dar espacio a todas las voces… pero de nada sirve el periodismo si los ciudadanos abdican… las democracias sin ciudadanos no existen …
¿Cual es el estado ideal de las cosas en un país? -Que todos sus integrantes puedan desarrollar al maximo sus potencialidades… -“Pero eso es el país de las maravillas!!!!” me dijeron el otro día… exacto… ni más ni menos… y si politicos y periodistas no trabajan en este sentido algo estamos haciendo mal…
Por muchos motivos, Argentina es el país de las maravillas… porque podemos ser los más grandes pero tambien los más insignificantes… porque nos autodestruimos y nos reinventamos… por nuestros méritos y nuestros atajos… por lo que logramos a pesar de todo y por lo que increíblemente no logramos, por ser honestos o por ser demasiado vivos, por comprometernos o por mirar para otro lado … somos el país de las maravillas por lo que somos pero tambien por lo que podemos ser…
No me considero naïve por hablar de esperanza. “El que no tiene esperanza no pertenece al porvenir” dice Albert Camus… la esperanza es el porvenir… no es esperar que caiga maná del cielo… es actuar y cooperar con el destino para que lo que anhelamos alguna vez nos suceda…y ser nación en gran parte es compartir un destino…
La historia puede volver a pedirnos odiar… podemos decirle que no…”
Publicado en http://www.cristinaperez.info/notas/periodista-en-el-pais-de-las-maravillas
martes, 7 de junio de 2011
La Pepsi veloz
Es ideal para largas noches de estudio, para las horas extras en el trabajo, para pasarla bien en las fiestas con tus amigos. Cada vez que necesites estar con toda la energía, tené siempre una Pepsi Kick cerca.
Los ingredientes clave de Pepsi Kick, la cafeína y el ginseng, además de darle un sabor único, te ayudan a mantenerte bien despierto. "
domingo, 5 de junio de 2011
Me la prestas un rato...? II
Libertadores. Peñarol finalista
En verdad, Vélez, ya con el resultado puesto, y con el diario del lunes , termino siendo mas equipo, pero en el futbol, no hay lugar para la justicia.
En Uruguay se dio un gran partido del fortín, con oportunidades para marcar en el arco rival, pero el arquero, y la mala suerte se lo negaron.
Peñarol tuvo sus oportunidades, y aprovecho una. Un centro desde la derecha, finalizando el primer tiempo, se anticipo Rodríguez a todo el mundo de cabeza y a cobrar.
Ya en la segunda etapa, fue todo de Vélez. Mucha tenencia de pelota, pero sin profundidad. Peñarol llego a defender con línea de cinco. Un equipo ordenado que supo cuidar el cero en el arco propio para viajar a Buenos Aires. Discutiendo entre amigos, pensaba que el equipo uruguayo limitaba entre las críticas y elogios.
Si pasaba a la final era un equipo copero, con mística que sabia jugar esa clase de partidos. Cinco copas libertadores avalan esa posición. Pero de lo contrario, seria juzgado de amarrete, de proponer poco.
Ya en Liniers, Peñarol encontró su gol de visitante, lo que obligaba a Vélez a marcar tres que finalizando el primer tiempo, empata en un “a la carga barraca” épico.
En un segundo tiempo para el infarta, Silva marca el segundo que ilusionaba a Vélez con la final. En una jugada maradoniana del burrito Martínez en el área, lo tocan y penal. Era la chance para llegar al tercero, a diez minutos del final, y con eso acariciar la final de la copa. Pero un resbalón y pelota arriba del travesaño del 9 del fortín apagaron esas expectativas. A partir de allí, nada fue igual, y ya no hubo oportunidades para remontadas gloriosas.
Se desempolva un poco de la mística Aurinegra, aquella que desde 1987, no se plantaba en una final de copa libertadores. Bienvenida también, para elevar los niveles de competición en el continente.
Amadeo? No, JP
Pero últimamente ha dejado que desear en sus actuaciones. Sus errores fueron groseros, y lo dejaron en evidencia.
Con San Lorenzo no solo se equivoco en el gol del ciclon, sino que después, con la pelota en los pies, intento eludir a un contrario, y le llego otro, y casi le sacan la pelota. Esas actitudes hacen presumir que poco le importa la situación en la que esta el club (pelea el descenso y tiene muchas chances de jugar la promoción).
Personalmente creo que, coincide el mal momento del arquero en sus actuaciones, con la confirmación de Batista (DT del seleccionado nacional argentino) de la participación de JP en el equipo y con grandes chances de ser el titular. A partir de ahí, se hizo mas notorio que sobraba las situaciones, llegaron los goles en contra, y hasta las malas atrapadas en las que terminaba yendo a buscar la pelota adentro.
Eso se banca…, el hincha, de hecho lo apoyo y coreaba su nombre. Pero lo que ocurrió el domingo antes de entrar al túnel, después del error en el gol de San Lorenzo, fue creo algo desacertado que lo muestra como persona.
El humilde “PATO” Filliol lo espero para llevárselo abrazado al vestuario y asi poder proteger a Carrizo y de los abucheos del publico. Fue allí, cuando en una actitud tribunera, para mi, de mal gusto, se saco de encima del hombro la mano del Pato y salió de la cancha besando la camiseta.
Parece que este muchacho no conoce quien es el tipo que intento darle aliento. El que se gano el respeto de todos en un campo de juego además de una copa del mundo no? 1978, Si entramos en el terreno de que gano cada uno.
Es como esas minas que saben que están buenas y se la pasan histeriqueando y coqueteando con todos.
Carrizo sabe que es de lo mejor en su puesto y que tiene un lugar ganado. Siente que no lo va a perder, aunque de vez en cuando le inflen la red, y por eso se da ciertos lujos. La soberbia parece haber invadido al joven arquero de River, y espero que no termine perjudicando al club. De lo contrario River terminara jugando los sabados en la B Nacional y el cásico será Boca Unidos (de Corrientes). Asi y todo se sabe que JP no continuara en la Banda la temporada siguiente asi que… que carajo le importa.
sábado, 28 de mayo de 2011
Media Maraton Rosario
Al principio, con la inscripción salida del horno y recién hecha no se engancharon, pero luego con el correr de los días se fueron adhiriendo a la causa y ya los tenia anotados en la lista a mama, papa, el tío Jorgito, y a la tía Elena, invitada por mama. Además de las incondicionales Euge y Vicky que me acompañan a todos lados. Vicky un poco en contra de su voluntad pero no le queda otra.
El sábado después de viajar 3hs, por la ruta 9, llegamos a la ciudad. Con un hermoso día a las 14 hs ya habíamos retirado el Kit de corredor y hacia la cola para personalizar la remera. Allí fue que comencé a pensar que estamparle en la parte posterior. No había demasiadas opciones, ponerle mí nombre, mi apellido u otra cosa que haga alusión a mí. De repente, se me ocurrió la idea de que todos lo que estábamos allí (Euge, Vicky y yo, y en alguna medida los que iba a venir al día siguiente), éramos un equipo, ellos eran los que me apoyaban, me alentaban, me daban ganas y las que por sobre todo se aguantaban estar allí. Así nació el nombre de EQUIPO CASANOVA.
La verdad que el día ayudo y pudimos pasar la tarde frente al monumento de la bandera, frente al Río Paraná.
Almorzamos y caminamos la rivera. Subimos al monumento. Eso era algo que no podíamos dejar de hacer. Al caer la tarde, hicimos la entrada al hotel, que había reservado desde Bs. As para pasar la noche y estar bien fresquito a la hora de la carrera.
Algo que me preocupaba demasiado era que comer, y la hidratación. Durante esos últimos días tome mucho Gatorade, y trate de comer lo mas liviano posible, eliminando azucares y grasas de mi dieta. Pero sabía que esa noche iba a necesitar una buena dosis de hidratos de carbono, y la alternativa mas cercana era una buena Pizza.
Caminamos demasiado por la ciudad para encontrar una pizzería y volvimos al hotel a comerla.
Esa noche no fue fácil descansar. Los nervios me atacaron con retorcijones y falta de sueño. Antes de apagar la tele para cerrar los ojos tuve que pasar por el baño.
Al dia siguiente, a la mañana, 6.30 estaba sonando el despertador. Era el gran día. Sabía que era el debut en 21km. Que no iba a ser nada fácil. Rato a rato recordaba un día de entrenamiento en el que salí de casa hasta el CASI y di dos vueltas al hipódromo de San Isidro lo que contabilizo 16 Km. en 1 hora 57 minutos. Esa era la experiencia más cercana que tenía a lo que esa mañana iba a realizar.
Desayune un yogurt con cereales y arranque para el baño nuevamente, pero esta vez tenia diarrea y sabia que eso no era bueno. Eso me deshidrataba y disminuiría mis posibilidades. No fue solo esa vez, fueron dos. Así que rápidamente trate de olvidarme de la situación y emprendí el viaje hacia el monumento donde era la salida. Igualmente como buen previsor me lleve 50 pesos en el bolsillo, por las dudas. Me tenía confianza pero era entendido de mi realidad y no conocía mis limitaciones frente a la distancia de 21k.
Allí como mencione anteriormente me esperaban mis padres, el tío Jorge y la tía Elena. No hubo demasiado tiempo para charlas. Estábamos muy sobre la hora y yo no había precalentado nada. La mañana era fresca, no demasiado pero lo suficiente como para llevar abrigo. Estarían haciendo alrededor de 15 grados. Después de los saludos, trote alrededor de cinco minutos por al parque, elongue algo y cuando quise acordar, Ronnie Arias (conductor del evento) alerto de que faltaban 1.30min para la largada. Allí arranque con todas las ganas para alistarme y salir. Comenzó a sonar ese himno hermoso, que pasan en todos los estadios de futbol, que hace poner la piel de gallina, y que la hinchada tararea, y con ello el estallido de papeles que indicaban el principio de la carrera.
Desde que salí de mi casa el día anterior sabía que iba a una guerra, frente a mi mismo, la lucha no era contra otros sino contra mis posibilidades. Se me venían recuerdos de carreras anteriores y pensaba que era prácticamente el doble de lo que corría habitualmente que debía soportar esa mañana. No quería abandonar, pero lo pensaba, si algo salía mal, era una posibilidad
Salí muy tranquilo sin demasiada gente a mí alrededor, lo que me permitía marcar mi ritmo. Escuchando música con el celular, lo que no me ayudaba, porque con el aleatorio activado me elegía todas canciones de la que denominamos lentas. With or Without you recuerdo que empezó a sonar y pensé… justo este tema… no podría haber algo mas motivador.
En mi mente pensaba en que si llevaba un ritmo de 8min el Km. (algo que la verdad era muy lento) le iba a poner cerca de 2 horas 40 minutos. Eso era 20 minutos antes de la finalización de la carrera.
El comienzo se dirigía hacia el sur de la ciudad, lo que no es muy bonito, pero al llegar al primer kilómetro y mirar mi reloj advertí que iba cerca de los 6.50 el Km. y eso fue una buena dosis de aliento para segur adelante y saber que estaba por debajo de lo que venia planeando.
Pasando debajo del puente de circunvalación, ya volvíamos para el monumento lugar donde la carrera había largado. Todo iba bajo control me sentía muy bien, y me sentía muy seguro de mis pasos.
Al kilómetro 6, pase por el punto de partida y allí me esperaba la familia. Parece mentira pero me inyectaron una dosis fuerza y ganas que jamás lo había sentido. El apoyo de la familia es importante y en ese momento advertí de lo que eso significa.
Cerca del kilómetro diez pasamos por debajo de un túnel y allí fue cuando la rodilla empezó a molestar. El mismo dolor del pasado aparecía y avisaba que estaba allí para poner palos en la rueda.
Trate de corregir la posición en la que corría, para alivianar el peso sobre la rodilla. Hasta llegue a correr agachando mi cuerpo para tratar de no flexionar mi rodilla izquierda. Ahí el dolor lo escondí y pude seguir.
Psicológicamente venia bien hasta que pase por un cartel que para mi decía 11 kilómetros y el que estaba de espaldas decía 18. Tenia que hacer 7 kilómetros para llegar hasta ese mismo lugar. Además se podía ver perfectamente a los demás corredores correr esos 7 Km. Había que correrlos alrededor de un parque. Todos nos veíamos pero faltaban una parva de kilómetros importante. Ahí comento a declinar la moral.
El problema también trasuntaba por la hidratación. El gatorade no aparecía y el puesto de agua tampoco. En el 13 un corredor me pregunto si sabia cuanto faltaba para el agua. La verdad no tenia ni idea y pare, en un palo a alongar mi cuadriceps izquierdo. Fue allí cuando veo el puesto de hidratación cual oasis en el desierto y eso me ayudo a llegar hasta allí. Minutos antes me había descargado un sobre de azúcar en la boca pensando que me faltaba glucosa.
Antes de pasar por el control del Km. 15 donde se acreditaba el paso y que no se cortaba camino por otro lado, ya había menguado demasiado mi rendimiento, y en el 16 donde se entregaba el gatorade decidí parar para tomar y caminar.
Allí fue donde encontré a Mauricio. Un hombre de 55 años de Armstrong, productor de Seguros, que unos días después contacte por teléfono, y que corría 21km por primera vez. Caminamos juntos un rato y en el 17 decidimos largarnos a correr. Hablando se hizo todo mucho mas llevadero, pero casi en el Km. 19 me ataco el agotamiento y debí caminar un rato mas. Faltaba nada y no me iba a rendir en ese momento. Antes de llegar al Km. 20 ya estaba trotando nuevamente. Ya se escuchaba la música y la voz de Ronnie alentando a los que iban llegando. Eso marcaba el final de la carrera. Había que mantenerse en marcha solamente. En los últimos metros, con un último sprint final llegue, junto a Mauricio y a mi papa que corrió los últimos metros detrás mío. Nos abrazamos detrás de la línea, medalla, gatorade, y agua. No fue fácil. La verdad fue una experiencia increíble para mí. Estar trotando 2 horas 35 minutos sin saber como me iba a ir y haber llegado a la meta me traía de Rosario con el pecho inflado y el alma llena.
El sabor agridulce, que lo sentí en ese momento pero unas horas mas tarde había desaparecido, fue el tener que caminar por un espacio de tiempo. Rápidamente me di cuenta que me falta gimnasio. Los isquiotibiales me pasaron factura del Km. 17 en adelante y ahora se que debo fortalecerlos. Yo soñaba la carrera perfecta, sin caminar. Pero como exprese anteriormente rápidamente se fue esa idea de mi cabeza y pude disfrutar esa experiencia, más hoy a 18 días de la carrera.
Esto se ha tornado en adictivo, y a pesar de que no entrene fuertemente todas las semanas y no tenga un entrenamiento serio, se que voy a volver a correr 21 Km. este año.
miércoles, 6 de abril de 2011
Para vos atleta.
lunes, 4 de abril de 2011
Experiencia Bombonera
Del partido aqui no voy a hablar. Hay otra gente que lo hace y encima cobran por hacerlo asi que esa tarea se la dejo a otros. Pero con el gol de Boca en el ultimo minuto para ganar el partido todo enloquecio.
Sinceramente es una de las cosas que no hay que dejar de hacer en la vida si gusta el futbol. Ir a la bombonera