14 de Octubre de 2011.
Sebastian Da Silva.
Ser frentista debe de ser un trauma. Tanta lucha, tanto a redoblar, tanto puño crispado, tanta hermandad latinoamericana, tanta marcha anti imperialista para que 6 años de ejercicio del gobierno destroce toda una forma de vivir. O vivieron 30 años en una mentira, o sus representantes son unos farsantes.
No querían el aeropuerto, y lo inauguraron con bombos y platillos abrazados a Eurnekian. Hablaron pestes de López Mena y Buquebus fue su principal contribuyente en dos campañas electorales, están en contra de la extranjerización de la tierra, y durante su gobierno se vendió la tercera parte de los campos del país, se rasgaron las vestiduras con los derechos sindicales y no les tembló el pulso en decretar cuantas veces fuera necesaria la esencialidad en las huelgas complicadas.
Combatieron el atraso cambiario, y Uruguay es el país con el peso más sobrevalorado. Y en el área financiera, aquellas proclamas antisistema, quedaron de lado, convirtiéndose el gobierno uruguayo, en uno de los niños mimados del FMI. Sabias palabras aquellas del actual Presidente del Banco Central, cuando reconoció que el doble discurso fue parte de una estrategia electoral, pero lo que nunca pensó Bergara es que sus verdades llegaran tan lejos.
La confesión del ex presidente Vázquez sobre la tragicómica posibilidad de un conflicto bélico con Argentina, es grave en sí misma. Refleja una desconfianza con todos y cada uno de los organismos multilaterales a lo que el Uruguay es parte. Demuestra la farsa de las fotitos de mandatarios abrazados en cuanta cumbre latinoamericana exista. Destruye aquella utopía de la "afinidad ideológica" o de un nuevo tiempo de izquierda en América Latina, y por supuesto perjudica cualquier relacionamiento diplomático con el gobierno de Cristina Kirchner para el caso que se pretenda volver a gobernar. Nadie en su sano juicio afianza relaciones con quien algunos meses antes escudriñaba estrategias de guerra contra su marido.
La delicadeza de estas afirmaciones, si bien afectan a todos, para la izquierda es terminante. Recurrir a Bush, para combatir a sus aliados ideológicos, modifica el paradigma del militante de izquierda. A partir de esta semana, nunca más los uruguayos deberíamos de tener que volver a soportar aquello de yanquis go home. Debe quedar meridianamente claro para todos que ante el miedo se recurrió al "Imperio", deben tragarse todas y cada una de las afirmaciones hechas hacia los respectivos gobiernos estadounidenses y por supuesto un cuadro de George W. Bush debería de ingresar a las comités frenteamplistas como el nuevo salvador de la patria.
Me cuesta imaginarme la cara del entonces canciller Gargano, me cuesta estar en el lugar de Eduardo Galeano y quisiera presenciar el discurso de Tabaré el próximo sábado ante el congreso del PCU.
Este episodio, muestra una vez más lo que nos hemos cansado de escribir: el Frente y sus incoherencias son capaces de cualquier cosa. Han construido una farsa que en los hechos se cae a pedazos.
Y pasarán a la historia por haber desperdiciado la etapa más próspera de la historia del país.
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