En la ultima media maraton que se realizo aca en Buenos Aires, New Balance Half Maraton,tuvimos la desgracia de perder a un compañero de carreras. La verdad esto no salio en ningun medio de comunicacion masiva, y fui anoticiandome por blogs y comentarios de facebook. Desde alli publico estas palabras publicadas por el directos de la Revista Runnin. Emotivas por cierto.
Se extinguió de pronto la vida de un hombre. Se teminó de golpe, fuerte, inesperada, inmediata, fulminante, sin perdonar a nada ni nadie, como siempre, mientras él corría como vos y nosotros, tratando justamente de vivir. Lo dejó sin respiración, sin aire, sin piernas, y se lo llevó con ella, diciéndole hasta acá llegó el camino, corredor, esta es la impensada meta.
Nos dejó boquiabiertos, dolidos, asombrados, mudos, sinrazón, y sin nadie a quien reclamarle, porque las vidas, esperada o inesperadamente, siempre se acaban. Dejó vacía a una familia, un grupo de amigos, tal vez hijos, y mucho amor desconsolado, mucha ausencia, y un dolor irrefrenable, porque la muerte mata mucho más que al que murió, y despierta muchos sentimientos.
Hoy amanecimos de nuevo y él no, y queremos reclamar lo irreclamable, poner el grito en el cielo, insultar, protestar, como una expulsión en el futbol, como una tarjeta roja que sabés que ya no te pueden quitar, pero uno solo quiere llorar y pedir que no haya pasado, pero pasó, y fue mucho más que una tarjeta roja.
Y es lunes, y es martes, miércoles, y se habla de la muerte de una persona, un corredor, y esa muerte nos hace vibrar a todos, detenernos, pensar, reflexionar. Y en eso andamos, claro, sobre las razones de esta muerte, los errores, las falencias, sobre lo que se hizo y lo que no, y lo que quizá se pudo haber hecho, y tengo ganas también de poner mi grito en el cielo, para que suba y baje, y todos lo escuchen, hasta el dios de los corredores, y que me respondan. Pero el grito sube, y baja, y el silencio se vuelve a apoderar, largo y, como es su costumbre, dolorosamente silencioso. Y seguirá la vida y la muerte, y amanecerá otro día, pero él no habrá vuelto, porque de ese momento no se vuelve, y yo volveré a reflexionar.
Todas las vidas empiezan y terminan, también la nuestra, y tantas veces transcurrimos ocupados, dándola por sentada. Hago otra pausa y miro para adentro, donde está supuestamente mi alma y el corazón de mi hija, mi familia, mis amigos, mis amores, mis mejores momentos, mi infancia, mis recuerdos, y también mi presente y mi futuro. Y pienso en todos ellos, y otra vez me cae una lágrima, pero dejo que caiga, quiero que caiga, porque mi lágrima es esta vez de emoción por esta muerte, y me hace de pronto valorar fuerte mi vida. Y agarro una hoja imaginaria y escribo, como recordándomelo, que no me puede pasar en vano. Escribo, sé feliz, siempre, y hacé felices a otros. Amá, no odies nunca, ni al que merezca tu odio, buscá cada día ser mejor, con los tuyos y con los demás. La vida está llena de belleza y está en nosotros no perdernos en el camino con emociones absurdas. Aprendé a dar, y vas a descubrir que el amor y las sonrisas que van, a la larga vuelven. Buscá hacer siempre lo que más te gusta y mejor te hace. Corré, si es lo que te llena el alma y te regala buenos momentos, y aprendé a compartirlo con otros. Amá más, corré más, sonreí más, viví mejor, tené una vida plena y hermosa, como corredor, y mucho más allá del running.
Eze Olzanski
Director Revista Runnin
info@runnin.com.ar
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