BARCELONA.- "Ah, has venido a ver a Messi", me dijo el taxista madrileño y madridista que me llevó desde el aeropuerto de Barajas hasta la estación de Atocha. Me tomé el tren hasta Barcelona y ayer estuve en el Camp Nou. Acceso 14, Puerta 27, Boca 411, Fila 3, Asiento 24. Me guardé la entrada de recuerdo. Le pedí a mi amigo Fernando Palomo de ESPN que me sacara una foto con su cámara porque me había olvidado la mía en el hotel. Fui testigo de algo muy grande. Se lo conté a mis hijos y lo sabrán mis nietos.
Ya era el mejor de todos, pero tras el 0-1 de Bendtner tomó el partido por asalto. En su primer gol, ofreció algo más que su zurdazo al ángulo: su anticipación a la jugada. Fue a buscar el rebote en Sylvestre mucho antes que Nasri y Denilson, quienes al principio de la jugada lo miraban a los ojos y a la hora del remate le miraron el número. Como si supiera que el defensor francés de Arsenal le devolvería involuntariamente esa pared. La transmisión televisiva ofrece repeticiones y magnifica los detalles pero verlo en el estadio es llegar a la tercera dimensión de su rendimiento. Anoche jugó detrás de Bojan, el delantero central. Hace muchos partidos que viene jugando ahí, atrás del "nueve". Pep Guardiola le ha dado una vuelta de tuerca más a este equipazo. Ha cambiado el esquema. Aquel 4-3-3 con Messi de extremo derecho y perfil invertido se ha reconvertido en un 4-2-3-1. Personalicemos. Dani Alves, Márquez, Milito (excelente) y Abidal fueron los defensores. La última línea juega prácticamente a la altura del círculo central. El equipo achica para adelante todo el tiempo. En la mitad de la cancha, hay un doble pivote. Busquets asume más responsabilidades defensivas y, posicional, nunca se aleja del centro. El omnipresente Xavi juega a su lado y tiene a cargo la conducción del equipo. Su despliegue asombra. No para nunca. Corre para desmarcarse y ofrecerle al compañero una opción de pase. Delante de Busquets-Xavi, se movieron Pedro, Messi y Keita. El diestro Pedro juega en la posición que abandonó Messi. Durante la lesión de Iniesta, el malí Keita lo ha reemplazado como wing izquierdo. Bojan completó el número telefónico de ariete pero ese lugar es de Ibrahimovic.
Cierren los ojos. Imagínense un seleccionado con Mascherano-Verón o Gago-Cambiasso en el eje central. Tevez en el lugar de Pedro (sí, Carlitos puede jugar muy bien ahí), Di María en el de Keita, Higuaín de nueve y Messi de Messi. ¿Dónde hay que firmar? Messi no toca la pelota todo el tiempo. Hay momentos en los que finge estar ausente para que sus rivales se olviden de él. Y cuando eso pasa, inmediatamente les recuerda su presencia con un martillazo al partido. En su segundo gol mostró algo más que su gambeta y su derechazo: su visión de juego. Fue suyo el pase profundo que generó el desborde de Abidal. Luego el francés tiró el centro, hubo un rebote y Pedro lo habilitó para que armara su show dentro del área. Con el 2-1, Arsenal quiso provocar el fuera de juego. Lo rompió con un pique. Y cuando el cabezazo de Keita lo puso mano a mano con Almunia, empecé a gritarle a Palomo: "la pica, la pica". La empaló. "Meeesssi, Meeesssi", cantaron los catalanes haciéndole la reverencia por esa exquisita cucharita. El primer tiempo ya había justificado el viaje. En dos días, había visto las obras de Gaudí y sus tres goles. Pero en pleno toqueteo del Barça, Leo se superó a sí mismo. Completó su póquer con un gol marca registrada de velocidad, freno y pleno control del balón. Terminó el partido y le hice marca personal con mis ojos. Tras los saludos y los abrazos, le pidió la pelota al árbitro. Ya dueño de ese documento de la historia, la hizo picar como basquetbolista y la golpeó como voleibolista. A esa altura de la noche, todos estábamos llenos de fútbol. El se metió en el vestuario y yo salí del templo. Tenía razón el taxista: "Ho visto a Messi".
jpvarsky@lanacion.com.ar
TARTAS
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