jueves, 4 de marzo de 2010

1984

En estos tiempos de gran difusión de la tecnología en comunicaciones, uno no puede estar seguro de nada. Los sofisticados aparatos que hasta hace pocos años eran un privilegio exclusivo de los chicos buenos de Misión Imposible, ahora están al alcance de cualquiera de nosotros. Y por monedas.
El vaticinio de George Orwell en su novela “1984” se ha vuelto una realidad.Cualquier imagen puede ser fotografiada o filmada. Cualquier conversación puede ser capturada y enviada al aire. Por ejemplo, una ama de casa de acá, de Córdoba, mientras prepara el desayuno para su hijo que está a punto de partir al colegio, puede escuchar una conversación privada de Julio Humberto Grondona que tiene lugar en Alemania. Y este no es un caso inventado al azar, buscando el disparate.
No: esto es lo que ha ocurrido ayer por la mañana cuando Mauro Viale intentó comunicarse con Don Humberto Grondona, a punto de cumplir el bicentenario en la AFA, mientras éste conversaba vaya a saber con quién, en Munich, horas antes del partido de la Selección Nacional.El audio de los increíbles dichos de Grondona rápidamente fue subido a todos los portales de diarios argentinos.
En su parte sustancial, dice así:
Viale: «Hola... Julito.... Hola, Julio....Julio.... Grondona... Julio, ¿me escuchás? Está hablando en privado, parece».
Julio Grondona (hablando con un tercero, en Munich): «Todo el mundo pensaba que Clarín me arreglaba y que entonces Grondona iba y lo resolvía pero yo no tenía a nadie atrás... y digan que apareció esta mujer... el marido no se salva tampoco porque es un cagón».
Ahora, claro está, nos asalta la gran duda a todos ya que Grondona no nombró a la mujer a la que se refería. Y este hecho, en consecuencia, nos impide deducir quién es el marido.
Hacer periodismo responsable, según todos los manuales respetables, supone chequear la información en, al menos, tres fuentes. En este caso, esto se torna innecesario por la existencia del audio. Lo que haría falta corroborar es el nombre de la mujer aludida por el titular de AFA. Y Grondona no ha cedido a nuestro requerimiento en este sentido.
La única mujer que nos salva a todos es la suerte, la buena suerte.Pero quizá Grondona se refería a una mujer de carne y hueso, de existencia real. Podríamos comenzar a descartar. Ha de referirse a alguien prominente, de gran presencia en el escenario nacional pues la nombró, casi, con el apelativo que Rodolfo Walsh popularizó para Evita. “Esta mujer”, dijo don Julio.
Susana Giménez no ha de ser: no tiene marido. Mirta Legrand, tampoco.Florencia de la V. sí tiene pero no cumple otros requisitos.
Y bien, hasta nuevos avances en la investigación, quedará la incógnita acerca de quién era la persona aludida por Grondona.Y quien su marido, al que Grondona juzga con severidad en materia de atributos varoniles.¡Qué cruel incertidumbre!

Por Gonzalo Neidal (http://www.lmcordoba.com.ar/nota.php?ni=5314)


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